Nunca imaginé que la primera película de Disney que comentase aquí en el blog fuese ésta. Tan atípica y menos popular. Pero aquí está: una maravillosa conjugación de lo
futurista y lo clásico. Una fantástica aventura que no pierde ni una pizca de emoción al
trasformarse en lo que
esta famosa factoría la ha convertido.
La intriga sigue presente, el frenético avance, la emocionante historia que envuelve a cualquiera con una pizca de espíritu aventurero, ese que teníamos en la infancia y que algunos tenemos la suerte de conservar.
No existe
bichejo inmundo,
alienígena o extraterrestre que le reste valor a esta película. No existe desarrollo
tenconológico, galaxia, espacio exterior ni efectos especiales que pueda herir la esencia de la novela de
Robert Louis Stevenson. Aunque con
algún que otro recorte de personajes, menos violencia y crueldad, y alguna transformación alucinante (como la del loro del original
John Silver en una especie de pasta amorfa con la capacidad de adoptar cualquier forma o la del abandonado
Ben, por un robot lunático), sigue teniendo el alma de una auténtica novela de piratas.
Yo, personalmente, aplaudo esta obra
posmoderna de dibujos animados para niños avispados y para mayores intrépidos, que quizá no tenga la taquilla de
El Rey León o
Aladdin, pero que tiene el respaldo de la mayoría de la crítica, excepto la más ortodoxa, y que es capaz de caminar con los tiempos que corren, en donde la ñoñería de
Bambi o de las princesas machistas de antaño, aburren a nuestros niños (aunque agraden y entretengan a los más pequeños). Y todo, sin dejar de lado los sentimientos, las moralejas y los valores que los acompañaran toda la vida: amistad, entrega, dignidad, amor, orgullo, crecimiento...y que esta productora internacional (
símbolo del imperialismo en la infancia) siempre ha querido inculcarnos.
Título:
El Planeta del Tesoro (Treasure Planet)
Directores: John Musker, Ron Clements
Estudios: Walt Disney Pictures
Año: 2002
Sinopsis: Jim Hawkins es un joven sin padre que sólo trae problemas a su madre. Ésta, regenta una posada
intergaláctica a la que un día llega un extraño custodiando una esfera-mapa de un tesoro. El tesoro del Capitán
Flint sobre el cual
Jim leía cuentos una y otra vez cuando era pequeño. El extraño muere y unos piratas arrasan la posada.
Jim, con su madre y el Doctor
Doppler, un amigo de la familia huyen con un objetivo: encontrar ese planeta donde está oculto el mayor tesoro nunca imaginado. Con una barco financiado por el doctor y una tripulación capitaneada por una mujer felina pero dirigida en silencio por
John Silver, un extraño
ciborg que viaja de cocinero, se embarcan en un viaje lleno de misterio, traiciones y conquistas al más puro estilo pirata.