viernes, 17 de abril de 2009

Sala 40: ÚLTIMA LLAMADA

Sorprendentemente entretenida e incluso, ¿por qué no? intrigante, aunque en unos niveles sólo aceptables. Digo sorprendentemente porque, partiendo de un argumento que se basa en un tío metido en una cabina de teléfono toda la película, no se espera que algo así impida despegar los ojos de la pantalla . Pues a veces nos equivocamos. Variedad de personajes y situaciones no tiene porque conllevar mejor historia o más interés, aunque normalmente sea así.
La tensión que se vive por momentos en esta película hace todo el trabajo, policía y mirones aparte. Porque Colin tampoco es que lo borde (no lo hace mal, pero hay momentos en que no me lo creo) y esta película podría haber sido algo mucho más mítico con un grandísimo actor principal escogido selectamente y con algunos cambios en el guión donde el malo y el final no fueran tan predecibles. A pesar de ello, es entretenida y en la versión original destaca la brillante voz de Kiefer Sutherland a través del auricular.
De argumentos de partida mejores, han salido peores cacas cinematográficas. En fín, a mí me gustó mucho, aunque quizá influyera el hecho de que Colin Farrell me encanta y de que la vi en una de esas tardes en las que necesito una peli principalmente amena y absorbente.



Título: Última Llamada (Phonebooth)
Director: Joel Schumacher
Intérpretes: Colin Farrell, Kiefer Sutherland, Forest Whitaker, Katie Holmes, Radha Mitchell...
Año: 2003
País: EEUU
Sinopsis: Stu Shepard, un joven asesor de publicidad que se las da de estrella y pilar clave de ese mundillo en Nueva York, coge una llamada en una cabina pública: la última que queda en la Gran Manzana y que van a retirar inminentemente. La voz le dice que un francotirador le está apuntando y que no puede colgarle. Si lo hace, morirá. Un toque de chulería le hace comprobar en carne ajena que la cosa va en serio y recibe una segunda oportunidad. El psicópata tiene planes para él, planes que quizá le ayuden a valorar las cosas, a arreglar mentiras e incluso hacerse mejor persona. Pero ¿a qué precio?

martes, 14 de abril de 2009

Sala 39: A MI MADRE LE GUSTAN LAS MUJERES

Bastante entretenida y con alguna que otra frase digna de recordar. Una historia cada vez más corriente en los tiempos en que vivimos con toques de casi todo lo que se podría esperar de una temática así: risas, rechazo, indignación, simpatía y comprensión. Apertura de miras que obligatoriamente hemos de adquirir si anteponemos el amor a cualquier prejuicio.
Los personajes, las tres hermanas y la madre, maduran y se conocen, disertan y acuerdan, se enfrentan y actúan. Y viajan.
Se aprecia como cambian los caracteres de los protagonistas y eso siempre gusta. A la adolescente le parece un juego, la mediana sufre una crisis de identidad sexual y la mayor, casada y algo conservadora, tendrá que hacer algunos reestructuraciones en su cabecita.
Lo que más recordaré de esta película, modesta y nada pretenciosa, (dejando a un lado la magnífica interpretación de Lenonor Waitling, que lo hace de forma excelente) será la pegadiza y sencilla canción con la que una de las protagonistas demuestra su conformidad explícita con la decisión de su madre. Todo un temazo veraniego.
Bromas aparte, si queréis pasar una tarde de domingo agradable con actrices y actores españoles en papeles cercanos y con situaciones que os sitúen en el lado del personaje tanto como en el del expectador, ved esta película.

Título: A Mi Madre Le Gustan Las Mujeres
Directoras: Inés París , Daniela Fejerman
Intérpretes: Leonor Watling, Rosa María Sardá, María Pujalte, Silvia Abascal, Eliska Sirova, Chisco Amado, Álex Angulo, Aitor Mazo, Xabier Elorriaga
Año: 2001
País: España
Sinopsis: Elvira, Jimena y Sol son tres hermanas en diferentes etapas de madurez a las que su madre, divorciada amistosamente, reune para confesar que está enamorada. Ellas se alegran infinitamente pero el choque llega cuando descubren que es de una mujer. Y encima, extranjera y bastantes años más joven que ella. Cada hermana recibe y procesa la noticia de manera diferente y algo está claro: es inevitable que un hecho así no cambia nuestras vidas. Pero las cosas pasan y, si los que queremos son felices ¿que más da?