lunes, 26 de enero de 2009

Sala 30: LA SOLEDAD

La Soledad.
El nombre promete llanto. Promete una película de tristezas, derrotas y finales trágicos. No puedo decir que así es porque no sería justo para vosotros y, además, es una cinta especial de las que no todo el mundo llega a apreciar. Así, que habrá quien bostece hastiado y quien no despegue el oído y la vista la pantalla, absorbiendo cada secuencia.
Los silencios, las ausencias y los planos vacíos aquí dicen más que las palabras y las presencias. Aunque las palabras son las que deben ser en cada momento, sin excederse ni quedarse cortas.
Una película donde los planos, la cámara y los diálogos corrientes son los auténticos protagonistas que, junto con unas interpretaciones que ni siquiera interpretaciones parecen de lo perfectas que son, consiguen hacer de lo cotidiano, algo extraordinario. Cualquier simpleza del día a día, de las que en el resto de películas sólo sirve de relleno, aquí es algo especial.
Una película que avanza despacio y a través de unos cuantos personajes: una familia de mujeres, aisladas pero en conexión y una mujer sola, buscando cambiar de vida.
El blanco que abunda visualmente contrasta con el tono del film, que es llano y gris. Y cuando parecía que este tono no cambiaría, de repente ocurre algo y el color cambia, se vuelve negro.
Una gran película que pasó desapercibida para el gran público pero que luego resultó obtener buenos reconocimientos en cuanto a premios y crítica. Vedla y me decís.

Título: La Soledad
Director: Jaime Rosales
Intérpretes: Sonia Almarcha, Petra Martínez, Miriam Correa, Nuria Mencía, María Bazán, José Luis Torrijo, Jesús Cracio, Lluís Villanueva, Juan Margallo
Año: 2007
País: España
Sinopsis: Una madre (Antonia) y tres hijas (Helena, Inés y Nieves). Cada una con su vida, con sus problemas, sus planes y conflictos. Por otro lado una mujer joven (Adela) con un bebé, que va a Madrid en busca de una nueva vida. Todo avanza lenta y silenciosamente en sus vidas pero siempre ocurren cosas que trastornan nuestros días. Lo cotidiano está lleno de momentos extraordinarios y muchos lo son por lo funesto de sus naturalezas. La culpa, la falta de apoyo en una decisión, la presión de los nuestros, el exceso de atención, el ruido de la calle, la rutina, las desgracias que nos unen...
La soledad acecha en cada esquina y para sentirla no es necesario estar solo.

3 comentarios:

AliciA dijo...

Según tú parece interesante...
Lástima que le tenga manía al "cine patrio" :P

Ego... dijo...

Jo!

Mariano López Pérez dijo...

Hola Bonafonti! Joder, que gracia me ha hecho encontrarte de nuevo por la red. Aquel crucero fue algo genial. Gracias por visitar mi blog y gracias por ser defensor férreo del cine patrio que para eso estudie comunicación audiovisual. Espero que visites LA PICOTA de vez en cuando y que, como ya has hecho, plasmes tu sentir sobre los temas a tratar.
Muchas gracias